En la Jornada Nacional de la Vida Consagrada, el arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, envió un mensaje a los consagrados de la arquidiócesis.
El prelado comenzó su mensaje citando las palabras del Santo Padre con ocasión de la Jornada de Vida Consagrada 2022: “Si acogemos a Cristo con los brazos abiertos, acogeremos también a los demás con confianza y humildad. De este modo, los conflictos no exasperan, las distancias no dividen y desaparece la tentación de intimidar y de herir la dignidad de cualquier hermana o hermano se apaga. Abramos, pues, los brazos a Cristo y a los hermanos. Ahí está Jesús".
Dirigiéndose a las hermanas y hermanos consagrados de la arquidiócesis, expresó: "¡Muy feliz día de la Vida Consagrada!", y se unió "de corazón" a ellos, "que celebran la llamada del Señor a una entrega generosa por el Reino de Dios".
"En nombre de esta arquidiócesis, de sus sacerdotes y diáconos permanentes, de sus distintas comunidades parroquiales e instituciones y en el mío propio, deseo hacerles llegar este saludo afectuoso y agradecido por el don de sus vidas, así como el del servicio tan importante y muchas veces oculto, que prestan entre nosotros", valoró.
"Vivimos un tiempo particularmente difícil, caracterizado por los desencuentros, la agresividad y la incapacidad de escucharnos sin agredirnos entre argentinos. Todos lo sufrimos y anhelamos una superación de toda división, inclusive en las familias". "En una dirección contraria, la Iglesia ha vivido recientemente dos etapas muy ricas en razón de los procesos de escucha iniciados a nivel eclesial latinoamericano y universal, para la celebración de la Asamblea Eclesial Latinoamericana (2021) y el próximo Sínodo de Obispos (2023), respectivamente", señaló. "En el camino de reconocernos miembros de una Iglesia sinodal y en salida, nos resulta imprescindible valorar todas las voces y aportes, así como la riqueza y la diversidad de dones y carismas presentes en ella", enfatizó.
En ese andar, creciente y sostenido, consideró el arzobispo, "la vida consagrada tiene mucho que ofrecer". "En tantas realidades en las que ustedes viven su misión, pueden ser un puente de encuentro en las diferencias y dificultades, una mano tendida con espíritu evangélico y audacia apostólica, expresión de la ternura de Dios", aseguró.
"Distintas realidades de nuestra Iglesia particular mendocina atestiguan esa fecunda presencia: barrios y asentamientos, colegios, monasterios, hospitales, Cáritas, cárceles, migraciones, Hogar de Cristo, adicciones, Patio Callejero, entre otros ámbitos en los que ustedes participan y expresan la fuerza de su consagración al servicio de los hermanos. A veces pueden sentir que es un granito de arena, una gota de agua en el mar… Y desanimarse".
Sin embargo, animó, "cada una de esas expresiones de entrega, contribuye de un modo eficaz y significativo a la extensión del Reino de Dios entre los hombres y a la creación de una nueva humanidad, aquí en la tierra", recordando que "en la fe, los creyentes bien sabemos cuánto significa ser esa presencia donada por amor a los hombres. Y numerosas personas y familias dan testimonio de ello". Monseñor Colombo finalizó su saludo con un renovado agradecimiento, su abrazo y su bendición.